domingo, 20 de marzo de 2011

Nuestros nombres en hebreo

Ya nos estamos acercando a la fecha de su ceremonia de Bar y Bat Miztvá y sabemos que aquel es un momento que cierra un proceso de 6 meses y también ABRE un tiempo de conectarnos con el judaísmo de cada uno, desde una actitud crítica, activa y comprometida.

Durante el curso estuvimos hablando de nuestros nombres propios y también sobre nuestros apellidos: cómo nos llaman, por qué nos sentimos identificados con nuestros nombres, qué dicen acerca de nosotros..


El nombre propio en hebreo, refleja la historia del pueblo judío y, en su interior, la de nuestra familia, nuestra relación con ella, nuestros ideales y metas. Los nombres en hebreo expresan la relación del judío con la naturaleza, con el mundo, con las ideas…

Abarcan desde los nombres de los patriarcas y matriarcas -que también tienen un significado- (Itzjak) pasando por nombres originados en animales o flores, nombres de origen bíblico, nombres de profetas y profetisas, ideas expresadas en un nombre (por ejemplo, Shirli significa un canto para mí), nombres nuevos, modernos y otros..


AHORA, ALGUNAS PREGUNTAS PARA NUESTROS FUTUROS BNEI MITZVA:


1-¿ TENÉS NOMBRE EN HEBREO?

2-¿CUÁL ES SU SIGNIFICADO?

3-¿QUIÉN ELIGIÓ ESE NOMBRE PARA VOS? ¿SABÉS POR QUÉ LO ELIGIÓ?


¡SUBAN SUS RESPUESTAS A ESTE BLOG ASÍ LAS TRABAJAMOS EL PRÓXIMO LUNES 28 EN CLASE!


...Y hablando de nombres y apellidos, les dejamos un videito de Peter Capusotto para reirse un rato: http://www.youtube.com/watch?v=9HJ3JrlqC8k


















jueves, 17 de marzo de 2011

Conclusiones de nuestros Bnei Mitzvá

A lo largo de este año en Tzavta aprendí mucho sobre las tradiciones judías y su historia. También conocí cosas sobre mis antepasados y supe relacionarlo con el presente. Creo que es una linda preparación muy ligada a lo familiar y diferente a lo tradicional. Me sentí cómodo con la preparación y con el grupo. También aprendí canciones e historia judía. Estoy contento de poder hacerlo ya que está buena la experiencia. Me ayudaron a conocer mi historia familiar como judío. A partir de las entrevistas a mis familiares y los testimonios conocí más sobre ellos y su pasado y como se sienten con respecto a la religión. Todo esto y la realización de la carpeta de Mis Raíces me sirvieron para conocer mi pasado.

Ivan Arinovich Szir


Yo hice mi Bat, aquí con tzavta, y fue el 13 de Julio de este año. De la preparación y del curso de Bat, lo que más me gusto fue conocer toda la gente genial que conocí. Junto con ellos aprendí mucho, me divertí y pasamos momentos de mucha risa y alegría.

Aprendimos juntos a entender lo importante que es saber sobre nosotros e ir construyendo nuestra identidad como personas. Les quiero decir que los quiero mucho y que jamás me voy a olvidar de ellos y de esta experiencia.

Muchas puertas se abrieron a partir de mi Bat.

Entre ellas la de poder profundizar en mi historia y mis raíces a través de las entrevistas que les hice a mis padres y abuelos. En ellas, no solo me entere de muchas cosas, anécdotas, historias, la manera de vivir de sus épocas, sino que además me dieron la oportunidad de pasar un momento especial y a solas junto a cada uno de ellos. Fueron momentos muy lindos que además grabamos y se van a quedar conmigo siempre.

Espero, estoy segura q la decisión de hacer el bar o bat te hará tan feliz como fue para mi. Que sea una experiencia inolvidable que ya forma parte de de cada unos de ustedes y de su historia.

Rocío Gomez Wlozko



Hola me llamo Simón e hice mi ceremonia acá en Tzavta el 29 de mayo de este año. La verdad es que si hablamos de qué me quedó como recuerdo podría hablar de muchas cosas : amigos, experiencias, anécdotas y muchas otras. Pero hay dos que quiero destacar, una es el sentimiento que tuve de estar dando un paso del que ya no me podía arrepentir pero lo volvería a dar. Sentí que por primera vez lo que estaba haciendo estaba bien. Y eso es lo otro que sentí, que ese paso lo di a mi manera, no estaba siguiendo otra de esas cosas donde sólo hay un camino que tenés que seguir o sino esta mal. Sentí que tenía muchos caminos distintos para dar ese paso y que cuando lo di se me abrieron muchos más. Espero que ustedes puedan vivirlo con la misma felicidad que yo. Mazal Tov!


Simón Birmajer


Bar Mitzvá en (de)construcción

Por Darío Sztajnszrajber, director del proyecto de Bar y Bat Mitzvá en Tzavta

Bar Mitzvá secular, humanista, pluralista, diverso, laico, no religioso, no tradicional, sin rabino, familiar, sin templo, cultural, sin oficiante, democrático, no dogmático… Creo que no he usado más adjetivaciones, pero no porque no las haya sino ¡porque no he tenido más entrevistas! Es que nos encontramos en esos procesos tan crueles, pero a la vez tan fulgurantes; procesos no procesuales, esto es, caminos que más o menos se sabe de donde provienen, pero para nada se intuye hacia donde se va, sumado a que no hay ritmos ni regularidades ni tiempos homogéneos. Cuando a Derrida le preguntan por su filosofía en relación a las instituciones, esperando una bocanada hipercrítica que pusiera como objetivo fundamental la explosión de todo vestigio institucional, la respuesta de Derrida –como siempre- rumbea por otro lado: deconstruir no es destruir, sino abrir aquello que viene siendo de un único modo a sus posibilidades mas realizadoras. (No lo dice con estas palabras, pero vale la idea). O sea: “es” un Bar Mitzvá, el problema está en definir que es el “ser”. Sostener una idea del “ser” cerrada; esto es, que las cosas solo puede “ser” de una manera. O sostener una idea contingente del “ser”; esto es, que las cosas siempre pueden ser de otro modo. (Y por ello cuando se presentan como siendo de una única manera, vale desconfiar). Es un Bar Mitzvá porque deconstruye la idea misma de mitzvá, o en todo caso, la noción tradicional que sostiene una pertenencia esencial al judaísmo a partir de la observancia de ciertos preceptos, normativas o mitzvot. Bar Mitzvá, según la tradición, es quien está en condiciones ya de empezar a cumplir con los preceptos que todo judío maduro debe observar para ser un buen judío. Pero aquí no cumplimos ninguna. O casi ninguna. O las cumplimos todas. Una vez más: depende de cómo definamos qué es una mitzvá. Es el juego que se abre desde una definición cerrada de cualquier término hacia sus permanentes interpretaciones que rescatan el espíritu de la letra pero que en su radicalidad pueden llevar hasta la negación misma de las bases de las que se parte. Como si aquellos que se colocan del lado de la observancia, fuesen unos aplicados cumplidores de la totalidad de las reglas… Cumplir las reglas cuando me conviene y diseñar excepciones cuando me conviene aún más, no te hace un judío verdadero, sino “un vivillo de cuarta” (con perdón de la expresión). Aquí sostenemos un único precepto, norma, regla, deber-ser, ética, utopía, etc: judío es el que se siente judío y se encuentra convocado en algún momento de su existencia a emprender una búsqueda para hacerse cargo de su condición judía. No importa si es hijo de matrimonios mixtos, de parejas judías (incluso de aquellas que reniegan de su judeidad, pero que por la ley judía son judíos igual), si son adoptados (que la ley tradicional no les permite ser Bar Mitzva salvo que hagan conversión previa aunque hayan vivido una vida judía plena), si son de Boca, de Estudiantes de la Plata (como yo) o de Atlanta (como era de chico antes de convertirme). Hay algo judío que me convoca. En su diversidad, en sus variaciones, en sus manifestaciones más inauditas: olores, recuerdos, culpas, depresiones, alegrías. O algo que no se por donde pasa, pero me pasa. Y me quiero topar con ello, dejarlo ser y hacerme cargo. En cualquier formato. En la línea que más me provoca, convoca, evoca, o sea, que toca mi “voca-ción”, aquella voz que busca realizarse. Aquí en Tzavta, el Bar Mitzvá es un encuentro con aquellos otros que desde sus alteridades comparten estos senderos. Epicuro decía que la amistad para que no se transforme en una dependencia enferma con el otro, había que entenderla como el compartir juntos durante un rato un mismo trecho en un camino que cada uno lleva a su modo. Aquí el trecho son seis meses de estudio, de búsqueda, de arte, de poesía, de filosofía, de fuentes judías, de condición diaspórica, de Israel, de mixturas.

Seis meses y una ceremonia final en la que damos testimonio de todo esto que nos ha afectado. Los que quieren leer la Torá, leen la Torá; los que no quieren, no la leen. Cada cual pone en escena, ante su gente, su propio recorrido. En algunos casos con elementos tradicionales, en otros religiosos, en otros éticos, en otros culturales, en otros mezclando algunos de éstos. No se idolatra la ceremonia ni se la entiende desde la vacuidad fetichista: se la vive. De nuevo el espíritu de Derridá: deconstruir el Bar Mitzvá puede significar abrirlo; esto es, ir despojándolo de todos aquellos elementos que lo entraman en un dispositivo específico que se viene sosteniendo para reproducir un tipo de judaísmo que se pretende el único y que por ello encubre intereses concretos de poder y administración comercial. O sea; se trata de despojarlo para recuperar su sentido más originario, que en tanto origen no está puesto en el pasado sino en el futuro. (Se complica). ¿Por qué hacia adelante? Porque un poco toda la filosofía deconstruccionista supone que las institucionalizaciones siempre son parciales y por ello delimitan y excluyen otras potencialidades. Por eso hay como un espíritu mesiánico no religioso en el sentido de estar esperando una realización más plena de aquella que hoy por hoy es imposible de avizorar. Abrir las instituciones para que en el futuro la institución cumpla su rol que nunca puede ser la exclusión y el dogma. En castellano: el Bar Mitzvá es el tiempo en el cual uno asume que hay una proveniencia que lo convoca y quiere dar aire a la pregunta. ¿O qué otra mitzvá puede haber más importante que recuperar la ética del desierto en la que surgimos como pueblo? La ética de la hospitalidad, de la apertura, de la búsqueda. Aquí está la puerta abierta para que aquel que busca, venga. ¿Será el hombre un animal ritual? La cuestión más importante una vez más está en cambiar el acento: ¿será el hombre un animal?… ¡Definitivamente! Pero el problema está en las leyes que explican la animalidad para legitimar que hay hombres superiores a otros. ¡Por Dios!, en la naturaleza (o sea, en Dios), todo cambia de modo contingente (o sea, sin una legalidad ordenada de acuerdo a un principio de mejoramiento y evolución). Pobre Darwin, nadie lo lee. Es como con los textos judíos, nadie los abre, o sea, nadie los lee, o más bien los cierran y los matan con interpretaciones literalistas, o sea, no los interpretan. Es como con los ritos: los momifican. Muchos rabinos (los malos y los “progres”) se cansan de decirnos “eso no es un Bar Mitzva”, mientras nuestros chicos y nuestros adultos renuevan su pasión por lo judío, se hacen cargo de un legado y deciden continuar releyendo los textos que venimos leyendo desde siempre, desde un siempre que no tiene origen, pero que espera lo que está por venir, la posibilidad de que irrumpa un mundo mejor, un mundo para todos, un mundo más justo, pero de una justicia real, más allá de cualquier dispositivo. No se si necesitamos ritos. En todo caso, los ritos nos conectan con la búsqueda de sentido. ¡Pobres los ritos vacíos, formales, donde la gente cual rebaño repite y cual indiferente está pensando en otra cosa! Aquí hay una decisión de querer tener que ver con una historia y con un futuro. Los ritos son algo así como las letras que se insuflan de sentido en cada interpretación. Buscan en su repetición crear unidad, marcar una continuidad: los judíos venimos haciendo lo mismo hace miles y miles de años. Es cierto, pero también es cierto que se puede romper la lógica bivalente y pensar que la unidad y la multiplicidad no se excluyen sino que se potencian en sus tensiones. Los judíos venimos haciendo muchas cosas hace miles de años, pero siempre resignificándolas –a ellas y a nosotros mismos. Bar Mitzvá secular, humanista, pluralista, diverso, laico, no religioso, no tradicional, sin rabino, familiar, sin templo, cultural, sin oficiante, democrático, no dogmático: Bar Mitzva en (de)construcción.